El Parc Samà se construye en el año 1881 coincidiendo con el movimiento cultural del romanticismo, un nuevo modo de ver el mundo donde los sentimientos primaban por encima de la razón. Este movimiento también llegó a la jardinería, así los jardines románticos se diseñaban con la premisa de romper con la rigidez y estructuración del jardín francés y volver a la naturaleza, mostrando un afán muchas veces desmedido por lo salvaje y lo exótico.
Se dice que Parc Samà es un paraíso en la tierra. Verás por qué al cruzar los puentes colgantes, pasar por estatuas exóticas, un follaje exuberante y pintorescos estanques.
Verás animales vagando libremente, desde gamos hasta guacamayos azules y amarillos ¡A los niños les encantará perderse en el laberinto de vegetales, un lugar mágico diseñado para fomentar la sostenibilidad!